Testimonies from Conferences

Eswatini – Gembe

¡Shalom! Le doy muchas gracias al Señor por haberme escogido como uno de los remanentes. Antes de ir a Corea, tuve un sueño. En el sueño, estaba en medio de una adoración que parecía no tener fin. En ese culto, había una plataforma donde ministraba la generación joven. Noté que su piel era dorada y sus vestiduras también eran doradas. El pastor Kim sostenía agua en sus manos, y me llamó tres veces para darme de beber esa agua. Al beberla, mi vientre comenzó a moverse fuertemente. Luego, la escena cambió, y vi que casi todos, incluido el pastor Kim, habían descendido. Recordé la Palabra que dice que cuando la gloria del Señor llenó el templo, nadie podía ministrar, porque ningún cuerpo puede exaltarse delante de Dios. Así que cuando llegué a Corea, mi espíritu estaba en expectativa. Cuando entré por primera vez en la iglesia para tener un tiempo de oración personal, las lágrimas de arrepentimiento y gozo no paraban debido a la fuerte presencia de Dios. ¡Oh, Aleluya! Como dice la carta a los Hebreos, la sangre de Jesús está viva. Doy gracias a Dios por revelarnos lo que podríamos llamar el quinto evangelio. Realmente, no puedo terminar de contar. Que la bendición de Jehová esté sobre Su Iglesia y sobre todos los que están dispuestos a morir por el Señor y por el Evangelio. Que las iglesias del remanente experimenten cada una de las puertas de gloria para la gloria de Su santo nombre.